jueves, 24 de mayo de 2012

EL ARTE BARROCO


  1. ¿En qué período se desarrolla el arte Barroco y qué características presenta?
  2. Características del Barroco en Italia y Francia
  3. Descripción del Vaticano
  4. Basílica de San Pedro
  5. ¿Quién fue el escultor más destacado de ese siglo y cuales fueron sus obras más representativas?
  6. Obras y características más importantes

  1. Tradicionalmente se denomina "Barroco" al período de transcurre desde el siglo XVII al XVIII. La especial actitud estilista que caracteriza al arte barroco alcanzó su momento de madures en Italia hacia 1630 y se desarrolló en los cuarenta años siguientes. A partir de ese momento se difundió por todas las naciones de Europa.
            El arte barroco jugó un papel importante en los conflictos religiosos de este periodo. Frente a la tendencia protestante a construir los edificios para el culto de una manera sobria y sin decoración, la iglesia católica usó para sus fines litúrgicos la grandiosidad y la complejidad barrocas. El papado reaccionó contra la división que provocó la reforma iniciada por Lutero generando el movimiento que se conoció como la Contrarreforma. La arquitectura, la escultura y la pintura fueron utilizadas para el prestigio de la autoridad papal e ilustrar las verdades de la fe. En este sentido se puede afirmar que el barroco es la expresión estética de la Contrarreforma.
    La monarquía utilizó la magnificencia de este arte para poder hacer propagandas que los beneficiasen, ya sea en el arte o en la sociedad.
    La burguesía de la época, que había logrado obtener un papel muy notable, utilizó el Barroco para expresar sus ideas y trascender más allá de su época.
    En la arquitectura se dan las superficies onduladas, las plantas elípticas y las trabazones interrumpidas, acompañadas de una exageración de la monumentalidad. La arquitectura barroca española influyó activamente en América del Sur y contó entre sus principales figuras representativas a José de Churriguera (retablo de San Esteban de Salamanca), a José de Ribera y a arquitectos del s. XVIII como Hipólito Rovira, Casas Novoa y Leonardo de Figueroa. Entre sus manifestaciones se destacan la basílica de Guadalupe, la fachada del Sagrario de la catedral, la capilla del Pocito y las iglesias poblanas, en México, y en el Perú una arquitectura en la que se entremezclan el empleo de la columna salomónica con el de la hojarasca decorativa indígena.
    En la escultura cobra papel decorativo en la composición general, y en las grandes pinturas murales viene a corroborar el gusto por la teatralidad, que asimismo reflejan los fondos de los retratos y los grandes altares de las iglesias, con su complicada estructura y dramática vivacidad. Se destacan el movimiento y el dinamismo; las imágenes muestran pasiones violentas, lentas y exaltadas. La valorización de aquellos motivos heroicos de la cultura renacentista injertos en la Contrarreforma y la pintura del Greco y de Caravaggio introdujeron nuevos contenidos religiosos y morales y contribuyeron a una radical renovación de la expresión figurativa. El fortalecimiento de la Iglesia católica trajo consigo una vigorosa reanudación de motivos estrictamente renacentistas, y al mismo tiempo en la pintura se abría paso un eclecticismo académico y el creciente interés por la decoración. En este eclecticismo y naturalismo, de tipo decorativo, tienen su origen las alegorías de los cuadros devotos (la calavera, el éxtasis celestial, la mirada en rapto doloroso o apasionado), con su estabilización de la iconografía sacra, y, paralelamente, el cultivo de una serie de temas de devoción y de ilustraciones de la verdad de la fe y de los sacramentos, fruto de una gran demanda por parte de la Iglesia. La expresividad de las figuras representadas y el intenso claroscuro son unas de las características más importantes de este período en la pintura.
    En resumen, el Barroco se caracteriza por la acumulación de formas y excesos de superposición de elementos ornamentales y en el cual aparecen columnas retorcidas y pilastras que no sostienen nada, arquitrabes y muros que se doblan y retuercen, figuras en los cuadros iluminados de forma antinatural y esculturas que buscan efectos ilusionistas. Responde a una mentalidad cada vez más homogénea, que adoptó sin embrago en los diversos países formas diferentes. Se puede decir que el barroco es un estilo comprensible para todos que se manifiesta con dos ideas contrapuestas: a) el barroco lujoso y cortesano, teatral y católico y b)el barroco burgués destinado a representar la vida real, cotidiana y que abarca al protestantismo.
    En la segunda mitad del XVII se desarrolló en el norte de Europa un estilo clásico diferente, conocido como neoclasicismo.
  2. ¿En qué período se desarrolla el arte Barroco y qué características presenta? Características del barroco en Italia
    El fenómeno espiritual que cristalizó en Italia las nuevas concepciones artísticas fue la contrarreforma; de ahí que precisamente la ciudad de los papas constituyera la sede de un trabajo de remodelación basado esencialmente en la exaltación temática religiosa, una de las líneas maestras de la arquitectura barroca tanto en sus inicios en Roma como en posteriores etapas de plenitud en todo occidente. De acuerdo con las ordenes del papado proliferó la obra de numerosos arquitectos urbanistas: junto al las edificaciones de los tres grandes nombres del período mayor del florecimiento barroco, Piero de Cortona, Bernini y Borrominni entre otros.
    El proyecto de reforma emanado por la autoridad papal respondió a una necesidad político-religiosa: volver a conferir importancias a las grandes basílicas romanas y enlazarlas entre sí por medio de calles que facilitasen sus visitas a los peregrinos. Pero también fue respuesta una situación económica y social ya que siendo Roma aún una ciudad amurallada, su población crecía más y más.
    Las bellas fuentes que caracterizaban a roma fueron construidas durante el siglo XVI. Una de las más famosas es la fuente de Trevi realizada por Niccolo Salvi.
    Los recursos de urbanización y ornamentación fueron aplicados en las villas de los Papas y Cardenales en cuyos jardines se alternaban bosques y praderas pobladas de ruinas, estatuas y fuentes.
    Los dos arquitectos por excelencia fueron Bernini y Borromini.
    Gian Lorenzo Bernini, nacido en el año 1598 y muerto en el 1680 fue escultor, arquitecto y pintor. Fue, con Borromini, el artista más representativo del barroco romano del s. XVII. En su carrera influyó decisivamente la protección que le prestaron los papas Urbano VIII (1623-24) y Alejandro VII (1655-57). Imprimió efectos escenográficos a sus obras de arquitectura, combinando en ellas la proporción y la perspectiva: baldaquino de la basílica de San Pedro (1624), columnata de San Pedro (1657-67), etc. Su escultura se caracteriza por un extraordinario sentido del movimiento,
    expresividad y penetración psicológica: Dafne (1622, Galería Borghese) y, sobre todo, Santa Teresa y el Ángel (1644-47). También fue obra de Bernini la escalera regia del Vaticano que conduce a los pisos superiores del palacio, las Iglesias de San Andrés y el Sudario. Quizá su obra mayor fue la urbanización externa de la Plaza de San Pedro, en donde los brazos del pórtico representan, los brazos de la Iglesia extendidos hacia la cristiandad.
    Francesco Borromini, nacido en el 1599 y muerto en 1667. Fue un arquitecto e inició su carrera en Roma, con Maderna, como dibujante y escultor. Después trabajó con Bernini pero fue más audaz y revolucionario que éste. Casi todas sus obras son encargos de órdenes religiosas. La columnata del palacio Spada (1632) fue su primera obra arquitectónica. Siguen las iglesias delle Quattro Fontane, Santa Inés y San Ivo alla Sapienza. Sus planos son un alarde de penetraciones fantásticas de unos elementos con otros, acentuando su dinamismo vertical y horizontal. Tuvo gran influencia en la Europa del s. XVII.
    En cuanto al resto de Italia fue en Nápoles y en Sicilia donde el barroco fue aceptado con entusiasmo donde la arquitectura fue libre y se descubrió con una fastuosa y pintoresca. En Florencia el Palacio de Pitti con techos barrocos; en Venecia se levanta la torre de Santa María de Saludi. En el norte, Turín es una ciudad barroca donde son característicos el Palacio real de Carignano, el panteón real y el castillo Stupigni.
    Características del barroco en Francia
    En Francia surge una generación de grandes pintores, influidos por la pintura italiana pero dotados de gran personalidad, y cuyo arte está orientado hacia la realidad del mundo y se satisface con la representación de escenas familiares (Le Nain, Philippe de Champaigne, Georges de la Tour). El único que escapa a esta regla es Claude Lorrain, inspirado por el clasicismo pagano italiano.
    Algunos edificios característicos del arte francés fueron los bellos palacios, de los cuales el más imponente es el de la residencia que Luis XIII hizo construir en Versalles,
    originariamente una pequeña construcción de ladrillos que Luis XIV hizo embellecer y ampliar. Así alrededor del patio central primitivo, Le Vau añadió dos alas que llegaban hasta el jardín y entre las que quedaba una gran terraza. En ese espacio Manzart construyó una galería que luego se convirtió en el salón de los espejos. Por último los jardines fueron decorados por Lenotre que dispuso una serie de escalinatas que descienden del palacio al jardín.
  3. Mencione las características del Barroco en Italia y Francia.
  4. Realice la descripción del Vaticano y mencione tres arquitectos famosos que participaron en su construcción.
La Ciudad del Vaticano, también llamada la Santa Sede, se encuentra en Roma. Dentro de ésta se encuentra el Museo que guarda los tesoros artísticos del Vaticano. Se divide en distintas colecciones independientes. Las más importantes son el Museo Pío Clementino, con estatuaria griega y romana; la Galería Chiaramonti, con esculturas griegas y renacentistas; el Museo Gregoriano, con objetos egipcios y etruscos; la Pinacoteca, rica especialmente en pintura italiana; la Biblioteca, fundada en el s. XV, etc. Las Estancias y la Capilla Sixtina también forman parte del Museo.
Desde el siglo XVI es la sede del máximo representante de la Iglesia Católica y en ella se levanta el mayor templo cristiano. Esta ciudad comprende La Basílica de San Pedro, los palacios Vaticanos y otras edificaciones de menor relevancia. También forman parte de esta algunos edificios situados fuera de sus límites, como: la basíliva de Santa María la Mayor; San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y la Villa y el palacio de Castelgandolfo
Se llega a la basílica de San Pedro por la vía de la conciliación, trayecto obligado para acceder a la monumental plaza de San Pedro (obra de Bernini realizada entre 1656 y 1667). Esta plaza es de forma elíptica y está cerrada en el fondo por la Basílica que se prolonga sobre ella con un pórtico dórico. Su origen se remonta a la basílica construida por Constantino el Grande en 324. En el s. XV, temiéndose por su integridad, se decidió reconstruirla. En 1506, Julio II adoptó el proyecto de Bramante (planta de cruz griega, tres naves), continuado por Rafael, Sangallo, Miguel Ángel (que añadió la gran cúpula, que realizaron Vignola, Della Porta y Fontana) y Bernini (que construyó la columnata exterior y el baldaquino interior de bronce). Alberga la Pietà, de Miguel Ángel; la Confesión, de Maderno, y numerosos monumentos funerarios de Bernini, A. Pollaiuolo, Algardi, Fontana, Canova.
Basílica de San Pedro
Fachada de la Basílica de San Pedro
Carlo Maderno realizó la fachada de la basílica entre 1607 y 1614, aunque se siguió trabajando hasta 1614 en el atrio. Originalmente debía de estar flanqueada por dos torres campanario que no pudieron añadirse debido por deficiencias estructurales. Ocho grandes columnas y ocho pilastras con capiteles corintios sostienen al friso, sobre el cual se dispone un frontón triangular. En el cuerpo superior se han abierto ventanas de formas distintas pero donde se consigue un elegante efecto de ritmo y simetría, y está coronado por una balaustrada interrumpida por trece pedestales, en los cuales se yerguen las estatuas del Redentor, el Bautista y doce apóstoles, excluido San Pedro. En el cuerpo inferior, a la izquierda se abre el Arco de la Campana, que da acceso a La Ciudad del Vaticano. El balcón central recibe el nombre de Logia de las Bendiciones y es célebre porque se anuncia desde allí a los files la proclamación del nuevo Papa, y porque desde ese lugar se imparte la bendición urbi et orbi. Debajo se encuentra un altorrelieve de A. Boncino (1614) que representa La Entrega de las Llaves. La fachada posee un desarrollo excesivamente horizontal e igualmente se advierte desproporción en las escaleras de acceso, que Bernini construyó en tres replanos.
Fachada de la Basílica
Cuando en el 1456 muere Sangallo, Miguel Ángel se hace cargo de las nuevas obras de la Basílica de san Pedro y cancela los proyectos de su predecesor, diseñando una gigantesca cúpula que debía situarse en el centro de su planta de cruz griega. A pesar de que en el siglo XVII Maderno, alteró la planta, sí que se llevó a cabo, ateniéndose a los dibujos miguelangelescos, esta poderosa cúpula que tiene 92m. de circunferencia y se levanta a 136 metros y medio de altura. No pudo verla terminada porque murió en 1564, pero se había edificado para entonces la casi totalidad del tambor que la sostiene. Sus continuadores Giacomo della Porta y Domenico Fontana, dudaron entre mantener la forma esférica propuesta por Miguel Ángel o perartarla en algo, como al final hicieron, pero sin traicionar el espíritu de la obra.
Tres de los arquitectos que participaron en la construcción del Vaticano fueron:
  • Miguel Ángel (Buonarroti) En 1457 fue nombrado arquitecto mayor de la Basílica de San Pedro y si bien respetó la planta original de Bramante, levantó la cúpula a una altura mucho mayor. Con excepción de la fachada, todo el exterior es obra de Miguel Ángel. (Estas son las más destacadas).
  • Gian Lorenzo Bernini, que realizó la Plaza de San Pedro; la escalera regia, considerada como la obra más ardua de entre toda su producción arquitectónica (estas son algunas de sus obras más destacadas). Luego hizo el Templete de San Pedro, un pequeño edificio circular, rodeado de un pórtico con columnas dóricas que remata en una cúpula.
  • Bramante, Donato quien hizo la escalera de caracol del Vaticano. Con Julio II se convirtió en el director general de las obras del Vaticano. Fue en 1505 cuando proyectó la nueva Iglesia de San Pedro, que debía sustituir a la antigua Iglesia paleocristiana levantada por Constantino; concibió un edificio con planta en forma de cruz griega y enorme cúpula, pero no pudo verlo construido ya que murió.
  1. Gian Lorenzo Bernini nació el 7 de Diciembre de 1958 en Nápoles. Hacia el 1605 marchó hacia Roma junto con su familia, donde, gracias a la protección del cardenal Scipione Borghese y una incesable actividad artística, consiguió ocupar, en pocos años, el primer lugar entre los artistas que allí trabajaban. Se reveló en las primeras esculturas realizadas para dicho cardenal: Eneas y Aníquises; el rapto de Proserpina.
    Prescindió de los límites del bloque escultórico, realizando figuras muy movidas, con sus extremidades lanzadas al espacio y representadas en momentos fugaces.
    Estas características se apreciaban ya en <<Apolo y Dafne>> (Galería Borghese, Roma) y en el <<David>> captado en el momento de lanzar la honda. Maestro indiscutible de del barroco romano, mantuvo un proverbial y perspicaz antagonismo con F. Borromini.
    De naturaleza devota y sensual a la vez, Bernini aspiraba a difundir la fe católica y penetrar en el mundo espiritual por medio de unos elementos humanos y perceptibles.
    Su obra más importante el << Éxtasis de Santa Teresa>>, está en éxtasis, llena de voluptuosidad. Su escultura se caracteriza por un extraordinario sentido del movimiento, virtuosismo técnico, expresividad y penetración psicológica; grupo escultórico escenográfico dominado por la visión de la unión mística con Cristo respondía a estos deseos del artista. Otra de sus obras fue <<San Longino>>.
    Su producción arquitectónica, generalmente monumental, en consonancia con las ideas de una Roma triunfal, y con un empleo de diversos materiales, contribuyó a darle a la ciudad parte de su fisonomía actual. Protegido por el papa Urbano VIII, dos de sus principales ceraciones se hallan en el Vaticano; se trata del <<Baldaquino de San Pedro>>, enorme altar en bronce con cuatro columnas salomónicas, y <<La Escalera Regia>>, donde creó la ilusión de profundidad gracias a unas perspectivas convergentes. Esta escalera otorga una mayúscula solemnidad a la entrada del Palacio Vaticano, que anteriormente era solos un mezquino pasadizo construido por Sangallo. Su obra más ambiciosa fue, no obstante, la columnata de la plaza elíptica de San Pedro, verdadero símbolo del barroco romano. Como arquitecto de Iglesia realizó también Sant´Andrea al Qurinale, de planta oval.
    Se muestran dibujos del propio Bernini, la Cátedra de San Pedro (1656-1667) situada en el ábside de la Basílica, pretende y consigue armonizarse con el grandioso baldaquino previamente levantado sobre el altar.
    En las postrimerías de su vida, aceptó el arduo cometido de esculpir en mármol la tumba de Alejandro VII, pero dado a que el maestro se hallaba completamente exhausto solo llegó a diseñarla y fueron sus seguidores quienes la completaron.
    La muerte de Bernini ocurrida en Roma el 28 de Noviembre de 1680, señalaba el fin de la supremacía artística italiana en Europa.
  2. ¿Quién fue el escultor más destacado de ese siglo y cuales fueron sus obras más representativas?
  3. Completa el siguiente cuadro
Figura
Obras y características más importantes
Velásquez Diego (1599-1660)
Es la figura más importante de la pintura barroca española. Algunas de sus obras características de sus años juveniles son sus bodegones con figuras (El almuerzo, Museo del Ermitage; 1618, La vieja friendo huevos, Col. Cook, en Richmond; 1619, El aguador de Sevilla, Col. Wellington), y sus cuadros de asunto religioso (Cristo en casa de Marta, National Gallery de Londres), que demuestran un profundo estudio del natural, con un esquema compositivo típicamente manierista. Un aspecto del barroquismo del Velásquez joven es su preferencia por la composición de medias figuras Pintó en su primer período madrileño diversos retratos reales (Felipe IV ) otros retratos (Conde-Duque de Olivares, Hispanic Society), bufones, y cierra el ciclo con la obra maestra de este período, Los borrachos (1628,). Hacia. 1631 señala un gran paso en su pintura: su colorido se enriquece con un color más suntuoso, modelando más con colores que con las sombras. Esta segunda etapa madrileña es abundante en obras: cuadros religiosos (Cristo después de la flagelación; 1641-43, Santos ermitaños1641-43, Coronación de la Virgen, ), retratos reales (1632, Príncipe Baltasar Carlos; 1632-34, Felipe IV, Isabel de Borbón, etc.), retratos ecuestres (Felipe IV, ; Príncipe Baltasar Carlos), otros retratos (Conde-Duque de Olivares, a caballo, ; Duque de Módena, Módena; Diego del Corral, Pablillos) y grandes composiciones (1635, Rendición de Breda, ). Los retratos de estos años (1651-60) demuestran la madurez que ha alcanzado su arte, en el que domina el problema de la representación atmosférica y de la luz (infanta María Teresa; la reina Doña Mariana; infanta Margarita, Viena; Felipe IV, etc.). De este período son sus mejores composiciones, la Venus del espejo (h. 1651,), Las Meninas (1656) y Las Hilanderas (h. 1657-59), sin duda la obra de mayor complejidad en elementos y sentido compositivo.
Francisco de Zurbarán
(1598-1664)
Una de sus obras maestras fue Cristo crucificado (1627). El convento de la Merced Calzada le encargó (1628) una extensa obra cíclica sobre la vida de San Pedro Nolasco; del mismo año es el San Serapio, para el mismo convento (Wadsworth Atheneum, Hardford), así como una serie de retratos de doctores de la Orden mercedaria ( Fray Jerónimo Pérez, Fray Hernando de Santiago, etc).
Inició su período de plenitud con el ciclo pintado para la iglesia del Colegio de San Buenaventura en Sevilla (1629). Es una época de

acentuado tenebrismo y de composiciones monumentales (1630, Visión de San Alonso Rodríguez, Academia de San Fernando; 1631, Niño Jesús con la corona de espinas, en la que demuestra su habilidad para dibujar cuerpos humanos, 1631, Triunfo de Santo Tomás de Aquino, 1633, ciclo de los apóstoles,; 1633, Bodegón de la colección Contini,). En 1634 hizo su primer viaje a Madrid para decorar parte del salón de Reinos ( Fuerzas de Hércules, Socorro de Cádiz, y Expulsión de los holandeses de la isla de San Martín, hoy perdido),. Entre 1636 y 1639 ejecutó los ciclos monásticos de la cartuja de Jerez y los del monasterio de Guadalupe. En 1642 pintó el Sueño de San José. De 1653 es la Virgen con los Santos Niños Hasta su muerte, produjo obras de cierta homogeneidad y gran lirismo (1659, Virgen con Niño y San Francisco orante; 1661, Inmaculada de Budapest, Cristo de Jadraque, Virgen con Santos Niños, en Bilbao). Muchas de sus obras demuestran la riqueza de calidez de colores, siendo notables las gamas de los blancos y rojos oscuros.

Murillo, Bartolomé Esteban (1617-1682)
En 1645 consiguió el primer éxito con sus once cuadros para el convento de franciscanos de Sevilla, que reflejan influencias de Ribera, Velázquez y Zurbarán; a este grupo pertenece el San Diego de Alcalá dando de comer a los pobres, falto aún de la delicadeza vaporosa de sus obras más avanzadas; en cambio, en otra de estas pinturas, La cocina de los ángeles, la personalidad de Murillo se muestra ya formada, la composición se hace más libre y la luz más cálida.El período mejor y de más calidad es el comprendido entre 1650 y 1660, en el que su estilo muestra una gradual suavización. Entre 1660 y 1670 las formas se hicieron más atormentadas, la pincelada más viva y amplia, recordando en muchos cuadros a Rembrandt (cuadros de Santa María la Blanca). Entre 1670 y 1674 ejecutó para la iglesia de la Caridad otra serie capital de pinturas (San Juan de Dios, Santa Isabel de Hungría, Milagro de los panes y de los peces).Fue el pintor de la Inmaculada Concepción una de sus facetas magistrales la constituyó la pintura de género, estampas de fuerte naturalismo, por las que desfila toda unas galería de pícaros, mendigos y pilluelos, protagonistas de la novela picaresca española del s. XVII: Pícaros comiendo melón, Los niños fruteros (ambos en el Museo de Munich), Mendigo etc. En general, la pintura de Murillo refleja el matiz optimista y bondadoso de la religiosidad española del s. XVII, en especial de la devoción popular.
Poussin, Nicolas (1598-1665).
Fue el iniciador del neoclasicismo en su país (Francia) y uno de los más importantes pintores de la época. La pintura de su primera época parisina denota en el alargamiento de sus formas la influencia de la escuela de Fontainebleau. De estos primeros años en Roma datan Muerte de Germánico (h. 1630), que manifiesta la especialidad de Rafael; El triunfo de David, que recuerda las formas arquitectónicas de Tiziano, y Eco y Narciso, con el trato de la luz característico de Tiziano. Además de temas de mitología e historia, pintó también otros sacados de las Sagradas Escrituras: Matanza de los Inocentes y Toma de Jerusalén. Pintó también El Martirio de San Erasmo, esta obra sorprende por la luminosidad de sus colores y la portentosa composición.
En 1640 Luis XIII le llamó a París y fue nombrado primer pintor de la corte; a los dos años regresó a Roma, donde había dejado a su esposa. Esta segunda época romana es la de sus triunfos. De ella datan, entre otros lienzos, Moisés salvado de las aguas, Los pastores de la Arcadia (ambos en el Louvre) y sus característicos episodios bíblicos o de la historia antigua: (San Matías y el Ángel Berlín), Paisaje con Polifemo (Leningrado), Las cuatro estaciones (Louvre).

Rembrandt, Harmenszoon van Rijn
(1606-1669).
Pintor, dibujante y grabador holandés. Comenzó por pintar escenas de la Biblia y asuntos históricos de estilo tradicional (La lapidación de San Esteban, 1625; San Pablo en prisión, 1627), obras en que los contrastes de luz y sombra no buscan idealizar las figuras, sino hacerlas reales; a partir de 1630 formuló sus ideas con mayor precisión, y los asuntos bíblicos, históricos y mitológicos fueron dejando paso al estudio del retrato (La presentación en el templo, 1631), en el que introdujo mayor número de personajes, subordinados, sin embargo, al tema principal mediante una dramática distribución de efectos de luz y sombra. Interesado desde un principio por el estudio del rostro, pintó muchísimos autorretratos a lo largo de toda su vida.
En 1632 dejó Leyden, para instalarse en Amsterdam, donde comenzó la época de mayores éxitos (1632-36). Entre ellos hay que destacar La lección de anatomía del Dr. Tulp (1632; Museo de La Haya), Saskia como Flora (1634; Museo del Ermitage, Leningrado) y Tobías curado por su hijo (1636; Galería del Estado, Stuttgart).
A partir de 1636 comenzó a interesarse por el paisaje (Paisaje con un puente de piedra, 1636), por el cielo tormentoso y los huidizos rayos de sol. El cuadro que centra la evolución del período comprendido entre 1636 y 1642 es Ronda de noche (1642; Rijksmuseum), que se caracteriza por la fuerza dinámica del color.
Los temas bíblicos son raros, especialmente a partir de 1640, cuando manifestó un interés creciente por los temas arquitectónicos (La Sagrada Familia de la cortina, 1646), aunque en ocasiones vuelve a su estilo primero (Mujer cogida en adulterio, 1644); por otra parte, le atrae especialmente la infancia de Jesús (Adoración de los pastores, 1646). Entre los desnudos cabe destacar como más monumental e italianizante el de Betsabé (1654;). Se concentró cada vez más en el estudio del rostro y las manos, dejando que el resto del personaje sirviera de fondo o para acentuar el carácter.
Otras obras importantes son: Toro despellejado (1655; Louvre), Los síndicos (1662; Rijksmuseum), La novia judía (h. 1665; Rijksmuseum) y El hijo pródigo (1667). Como géneros independientes el artista cultivó el dibujo y el grabado, en los que alcanzó grandes logros expresivos. Realizó unos 1.400 dibujos y alrededor de 400 grabados. Fue el primer pintor holandés que rompió la influencia de la pintura italiana en los Países Bajos, si bien sus contemporáneos no llegaron a comprenderle y su arte no fue valorado mayoritariamente hasta el s. XIX.
Caravaggio, Michelangelo Merisi
(1573-1610)
Pintor italiano. En su obra se distinguen tres períodos: obras realizadas durante su formación romana, en las que se advierte un acentuado realismo ajeno por completo al movimiento manierista (Baco, Uffizi, Florencia; San Juan Bautista, Joven con cesta de frutas, Galería Borghese, Roma).
Un segundo período representado por su primer grupo de obras importantes, Historias de San Mateo, con las que decoró la capilla Contarelli, en San Luigi dei Francesi (1598-1600), y en las que se hace patente un cambio de estilo y una gran preocupación por los problemas de la luz.
El tercer momento está representado por sus obras esencialmente tenebristas, en las que la luz se proyecta sobre la forma con violencia, consiguiendo un contraste brusco e intenso. Caravaggio inició una de las grandes conquistas del arte barroco. Entre las obras de su último período sobresalen: Conversión de San Pablo, Crucifixión de San Juan (Santa Maria del Popolo), Santo Entierro (entierro de Cristo)esta pintura pertenece al estilo negro de Carabaggio, con lo cual pretende realizar un drama escénico recurriendo a fondos oscuros y resaltando al máximo los blancos y los negros, valorizando únicamente las zonas esenciales del lienzo (Pinacoteca Vaticana) y Muerte de la Virgen (Louvre, París).
La influencia del tenebrismo y del naturalismo caravagiescos en el s. XVII fue extraordinaria no sólo en Italia, sino en toda Europa.

Bibliografía:
Arteca, para comprender el arte
Enciclopedia Británica
Enciclopedia Salvat,
Grandes museos del Vaticano.

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